miércoles, 19 de mayo de 2010
Egoísmo a discreción
Si hay que calificar al ser humano con un adjetivo en concreto yo diría egoísmo. Nos mueve en muchos aspectos de nuestra vida, tantos que a veces ser egoísta forma parte de nuestra cultura. Lo entendemos como algo negativo a apuntar en la lista de cualidades y defectos con los que nos autodefinimos. Pero lo llevamos tan asumido que a veces lo disfrazamos con otros nombres de forma eufemística para así alcanzar cierta paz interior y de espíritu. Y yo me pregunto, ¿es tan malo ser egoísta? ¿o no será simplemente que hay momentos en nuestro devenir por el mundo en el que aparece nuestro Dr. Hyde más profundo? ¿no es más una cuestión de querer mantener lo que es nuestro para siempre? ¿un amor excesivo? Sólo espero que el egoísmo no sea capaz de vencer a la integridad de saber que a largo plazo, la felicidad de uno no es lo único que importa.
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A raíz del tema... una reflexión sobre el egoísmo (o más bien sobre la maldad)
ResponderEliminarSiempre he relacionado el egoísmo con la, llamémosla, "maldad humana".
Hoy por hoy (nosotros crecemos y las ideas cambian y evolucionan, gracias a Dios)de la gente mala que he conocido, creo que sólo el 1% ha sido mala de verdad. Creo que existe gente "mala por definición", simplemente cruel y despiadada. Los hay, sí.
Pero los malos de andar por casa, esas amigas que hacen la puñeta, ese compañero de trabajo que pone la zancadilla... La mayor parte de las veces lo que les mueve es el egoísmo, (en muchas ocasiones aderezado con inseguridad) Sólo buscan su bienestar y sus víctimas simplemente son un daño colateral. No te hacen sufrir por el gusto de verte sufrir, sino que no les importa que padezcan los demás con tal de tener o ser ellos más, estar más tranquilos y/o más felices.
El ser conscientes de eso y darnos igual es lo que nos convierte en verdaderas, genuinas y auténticas malas personas.