Buscar este blog

domingo, 11 de septiembre de 2011

El efecto camaleón

La naturaleza es sabia. Es una frase muy conocida, dicha y oída por todos y que a mi parecer contiene una verdad como un templo. Es un concepto de la naturaleza entendida no sólo como el ente que aúna, dirige y relaciona todos los elementos orgánicos de la vida, sino vista con un prisma mucho más subjetivo y abstracto. Una naturaleza que guía a las moléculas y a los átomos en su sentido literal y figurado. ¿O acaso no hay naturaleza en las relaciones sociales? ¿O en las laborales? Equilibrio, el más fuerte se alimenta del más débil, la adaptación al medio, etc. Todo lo humano está impregnado de un cierto sentido místico de la naturaleza, disfrazado con otros nombres. De hecho siempre encuentro un símil animal o vegetal en los comportamientos humanos. Será que somos “monos de repetición” y casi sin querer reproducimos patrones que genéticamente nos han ido mostrando el camino como si de un Gran Hermano interno se tratara. Un camaleón por ejemplo no es más que un ser vivo que se caracteriza y distingue del resto sobre todo porque es capaz de cambiar de color para mantenerse al acecho de su presa, o simplemente para no ser descubierto por un depredador. Véase pues el comportamiento camaleónico del individuo socializado. Unos tienen ese sentido más desarrollado que otros, unos luchan por reforzarlo porque les falta y otros directamente se niegan a adaptarse al medio. En la vida atravesamos por muy distintas etapas y ya desde que se es niño se nos “coloca” en situaciones en las que vamos aprendiendo a adaptarnos, nunca mejor dicho a “base de palos”. Según la situación y el entorno (compañeros, labores, etc.) nos buscamos un rol que seguir, una “estrategia”: líder, seguidor, inadvertido, inconformista, cualquiera vale para adaptarse. Y luego está el efecto camaleón. Para mí es el más útil y difícil ya que saber adaptarse como un camaleón requiere una gran destreza para pasar desapercibido lo suficiente como para que lo negativo no nos afecte y lo positivo nos beneficie. En el aspecto laboral creo que es la clave. Pasar de un trabajo típico de oficina, donde las relaciones con los demás son constantes, (y donde además el factor competitivo es muy elevado) a trabajar en un ambiente no cualificado, casi rural y donde las relaciones con los demás dejan de ser importantes para tu tarea, no es un asunto fácil de asumir. ¿Acaso se puede seguir siendo la misma persona? ¿Se puede seguir hablando de lo mismo con los demás? ¿Puedes seguir siendo pija en el campo? La respuesta es NO. Así que más vale hacerse con un camaleón para seguir adelante en este ambiente tan hostil...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja aquí tu comentario...

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.