Buscar este blog

domingo, 5 de febrero de 2012

Caridad cristiana

Qué bonico, qué bonico es decirle a los demás lo que deben hacer (y, a ser posible, que lo hagan como nosotros, ya que en la individualidad de proceder se halla la más profunda infalibilidad de resultados positivos) Eso sí, las cosas las hacemos y las decimos "de buena fe".
Me incluyo porque me parece de poca vergüenza achacar a la sociedad pequeños defectos y grandes virtudes sin incluirme dentro de un grupo del que, inexclusablemente, formo parte.
Aún considerándome sujeto parásito de la misma... Soy la sociedad a la que critico.
¿Por qué? ¿Por quéééééé tenemos que andar diciéndole a la gente lo que tiene que hacer y, para más inri, ponernos a nosotro como ejemplo? Es para hacerlos mejores personas, para que crezcan como seres humanos de bien y triunfadores. Damos consejos y... ¡¡¡Eh!!! ¡¡¡Que son de buena fe!!!! ¡¡¡No se puede decir nada en contra!!!. ¡¡¡Con la mejor de las intenciones te hago sentir el ser más miserable del mundo y no me puedes piar!!! Da igual si herimos sentimientos a diestro y siniestro para sentirnos superiores al resto a costa de la autoestima de los demás.
¡¡¡Yuju!!! Esto de la buena fe es un filón.
Me cago en tu padre!!! Pero de buena fe, eh? Sin rencores, que lo hago pensando que es lo mejor para ti, a ver si encima me vas a rechistar. Y vas a herir mis sentimientos, que los tuyos me dan igual, pero los míos sí que cuentan.
¡Coño, encima que lo dije con la mejor de las intenciones!